Como "cronista" estoy altamente orgulloso. Entre ayer y hoy recibí mis dos primeras cartas: Una de un lector, la cual me pareció fantástica. La otra fue un escrito lleno de rencor que no tiene nada que ver con mis escritos pero igual lo remito porque no deja de ser una "carta".
Al primero, antes que nada le digo gracias, tanto por los halagos como por la buena predisposición para el diálogo y la crítica constructiva. Le aclaro que tengo total conciencia de mi persona y hasta donde alcanza el conocimiento de mi historia personal, sé que no soy Roberto Arlt. En base a esto, también sé que no tengo razones para apurarme a publicar privándome casi de correcciones previas a la publicación de la crónica en este medio.
Pero permítame decirle que lo hago solo para cumplir las reglas de un juego divertido, donde busco esa obligación de publicar día a día y a la vez la ya mencionada diversión que me provoca. Entiendo sus opiniones y las aplaudo, porque me parecen de una lucidez extraordinaria, una amplia visión global tanto de la literatura como de las relaciones humanas. Sé también que ya le respondí en forma privada y que leyó mi respuesta.
Pese a eso, se lo digo a él y a todos, voy a seguir con la idea de una por día, de nuevo, por el juego.
Ahora, a la segunda carta también voy a responderle con sumo respeto. Esta carta no la envió un lector del blog, hasta donde yo se, por lo cual es probable que no lea la respuesta. También le respondí en forma privada diciendolé lo que pensaba acerca de lo que había escrito y espero que lo entienda y le surja la necesidad de responderme, sabe que soy un poco fanático de las batallas.
Lo único que voy a darle es una especie de consejo o algo así, qué se yo: no se puede vivir con tanto rencor, o si se quiere sí, pero habría que encontrar una forma de canalizarlo y aprovechar la energía.
Bueno, habiendo contestado y escrito, ahora que lo releo, algo terriblemente aburrido, pido disculpas a los que pasen por aquí queriendo o sin querer por tener que leer esto, aunque en realidad es su decisión. Yo no los obligo a leerme diariamente ni mucho menos, solo lo comparto como alguien les puede cebar un mate o puede tener una conversación. Creo que a todas las personas que escriben les gusta ser leídas, los que dicen que no es como que les siento un olor a hipocresía.
Mañana va a haber una nueva crónica y pasado también, así todos los días que pueda hacerlo porque quiero seguir jugando este juego que me provoca placer y diversión. Los invito a jugar también a ustedes, haganló, con lo que quieran hacer, lo que los conmueva, lo que los llene, busquenló y si tienen que mostrarlo, las puertas están abiertas por todas partes. Sé que tengo aún millones de cosas que aprender y mejorar, pero me gusta pensar que esas cosas van a suceder con la práctica, con la valentía y las ganas.
A los que leen, les digo gracias; a los que no, nada porque no lo van a leer; y a los que siguen este blog de una forma u otra, los felicito, y no porque me lean a mí o vayan a aprender algo nuevo o se vayan a reír con furia o tengan la inminente posibilidad de descubrir una verdad absoluta, sino porque, como tantos, están dándole la posibilidad a alguien no solo de escribir (ya que para eso -un poco contradictorio a lo que dije arriba- no se necesita lectores) sino de jugar, de divertirse en momentos donde la alegría se encuentra constantemente amenazada.
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