Debería hacerlo con un psicólogo, pero como esa práctica me resulta bastante complicada, más que nada para mi billetera y un poco (apenas) para mi mente no manoseada aún (por un psicólogo, por lo demás, completamente moldeada), lo hago con este pedazo de Internet que me he agarrado para mí adueñándome de un pequeño terreno del ciber espacio compartido, comprado y vendido.
Tengo problemas. Así es, tengo problemas y quien ose pasar su vista por estas líneas lo va a saber.
Es probable que nadie se haya dado cuenta, o mejor, que a nadie le importe, pero repito, como no tengo plata para ir al psicólogo y aun una pequeña parte de mí se resiste a ello, convierto a unos supuestos lectores en mis depositarios de catarsis, en los oídos comprensibles, en la sepultura de mis ideas, en las caricias de mis frustraciones, los convierto en lo que quiera y ahora quiero alguien que escuche, que sepa, que como toda la gente común, tengo problemas.
Dicen que tener problemas no es tan malo, que de hecho la "crisis" es la parte linda de todo porque es cuando uno se da cuenta que tiene que mandar todo a la bosta y empezar de nuevo, reconstruyendo. Es cierto que para esa reconstrucción no hay que olvidarse del pasado y bla, bla bla, Galeano o algún otro ya lo explicó mejor que yo.
Hablar de uno mismo es fácil cuando tiene que ver con anécdotas o alguna sensación o algún "para mí que..." o un "yo me acuerdo..." o "una vuelta me pasó que..." o el peor de todos: "a mí también". Pero cuando se trata de algo realmente interno, que en serio pertenece a las raíces invisibles del yo y el recontra yo, la cosa se da vuelta un poco. Porque en primer lugar hay que tener, por lo menos, una mínima cuota de confianza con ese ser en el que vamos a depositar la esperanza de conseguir algún consejo; en segundo lugar hay que tener en cuenta que uno puede confiar en cualquier idiota y el consejo de cualquier idiota puede no ser el mejor. Así que olvidamos estos dos pasos y damos por sentado que voy a contarle mi problema a alguien sensato en quien confío. Bueno, a este tipo ¿qué le importa mi problema? nada, en absoluto, le chupa un huevo, lo escucha porque tuvo la desgracia de estar ahí y como mucho (y ojo, por ahí es con buena gana) me va a tirar un "y...fijáte" o "tendrías que pensarlo bien" o con suerte se acordará de alguna canción de Facundo Cabral y cantará un pedazo, desafinando.
Instrucciones para dar consejos:
Mentira, hoy no le quiero robar a Cortázar.
Lo que quiero decir con esto es que los problemas de la gente no le importan a nadie. Para no sonar maquiavélico te doy un ejemplo: Te subís a un taxi porque te dormiste y llegás tarde al trabajo o le tenés miedo a la oscuridad, qué se yo. La cuestión que te subís, saludás al tachero, le decís a dónde vas y sin querer le preguntás algo sobre el clima, si va a llover o alguna pelotudes de esas y el tipo, con toda la tranquilidad del mundo te larga un discurso errático sobre el pronóstico extendido en toda la provincia, te cuenta que "la otra vuelta me quedó el auto abajo del agua, encima subió la nafta de nuevo y por esta zona, de noche, no podés andar porque te agarra un chorrito de esos y por veinte mangos te pega un tiro y a mi suegra el otro día, pobre mi suegra, yo mucho no la quiero viste, pero el otro día se cayó pobrecita, y ni hablar de mi hijo que es policía y hace poco lo metieron en un quilombo unos villeros que..." y así hasta que llegás a dónde ibas con la cabeza atiborrada de problemas ajenos que encima te importan un carajo.
La gente tiende a creer que tiene cosas interesantes para contar y a veces llega a competir para ver quién es más miserable, o por quién tuvo más problemas, pero esto lo dejamos para otro capítulo. Como te decía che, de verdad piensan que tienen algo para decir, que su voz es importante, que te van a cambiar el día o la vida con un chiste que ya te hicieron mil veces, que nunca conociste a alguien que te pueda contar algo así, que realmente la vivieron todas. Otros se hacen blogs.
Pero me fui del tema, te estaba contando que tengo problemas, sí, como que es algo muy de adentro, que me cuesta hacerlo salir. Todo el mundo tiene problemas, y pasan tantas cosas que lo que me pase a mí no es nada, ya se, pero viste a que a veces uno se siente impotente ante tanta cosa que ve, que escucha.
¿Sabés qué? no te hagás drama, ya se me va a pasar. Sí, si, todo bien, todos tenemos problemas, no te voy a castigar con los míos, seguro vos ya tenés bastantes... no, no, ni se te ocurra, si se se los querés contar a alguien andá a un psicólogo o no sé, hacéte un blog.
No hay comentarios:
Publicar un comentario