Basta, como si fuese posible decir basta.
Basta. Unos decían me cansa decir basta.
Y yo me digo basta.
La palabra basta, tan amplia, tan vasta. Va hasta aquí, va hasta allá, con eso alcanza, con eso basta.
A veces uno se lo pide por favor, que baste ¡bastá, por favor, bastá! pero no basta, no se puede parar. Porque va hasta lo más vasto, lo más profundo y no basta, no puedo decir basta, aunque me canse decir basta.
Como hacerlo, puedo, decirlo, pero es un engaño, una leve mentira, un aterciopelado disfraz con lentejuelas de caleidoscopio.
Basta es más complejo que un palíndromo; basta es un sinónimo-homónimo con variación de forma y significado; basta es una μεταφορα, una mudanza de sentido constante. En lo escrito se basta a sí misma; en lo oral es vasta, va hasta donde sea y no basta. En lo oral es eterna, feroz.
¡Basta! pff, como si fuera posible decir basta
y quedarse de brazos cruzados.
basta basta
con esto
Pero no basta, no basta y no basta. Lo hablado tiene eso, se pierde, se escabulle, se esfuma por todos los poros, no se puede entender.
Hasta si lo dicta
la conciencia,
Basta
No
Alcanza
para bastarse.
Gritarlo es acción, escribirlo es dormir. La fuerza de esas cinco letras está en su expresión eterna, variable, inaprehensible. Si lo grito lo entiendo, si lo escribo me basta.
La calle es vasta, así y todo escucha a los noctámbulos y le susurra basta al oído, suave, tierno, erótica. El caminante no se calla, no le basta el silencio y se grita ¡Basta! como si alguien lo pudiese escuchar, como si el mismo se pudiera escuchar.
-Basta -se decía- como si fuera posible decir basta-.
Van Basten.
ResponderEliminarMuy bueno el programa.