Como si no le importara nada y con la
respiración cortada Rolando duerme en la de al lado, la cama. Sueña
que sueña que está soñando me dice despertando. Yo no puedo
aceptar que este tipo siga hablando, si todo lo que me dice no es más
que un pensamiento blando. La aristocracia en la democracia tiene la
gracia de la dominancia; permitan que invente y después se lo cuente
a algún creyente que mira para arriba a ver si Ese arriva y baja con
grandeza a predicar su nobleza y mira por debajo de la mesa (roja
cerveza) crecer la maleza que busca el instinto de tomar el vino
tinto sin esperar más nada que una mera pavada que conste de risas y
alguna repisa donde guardan la yerba que da respiro a mi verba o vea
de frente lo feroz de la mente que busca asombrada la memoria borrada
sobre aquel cuento que un día muy lento un hombre contaba a la gente
juntada ante aquel encuentro de feroz miramiento y hablando de miras
era difícil armar la fiera rima que llega a la cima de aquella
colina que ante el sol declina furiosa gallina que come resina y así
vaticina ante la profunda piscina una larga afrenta ante lo que el
pobre lamenta sin ir más lejos que lo que dicen los viejos que desde
un catalejos han visto al espejo brillante reflejo de puros mezquinos
que compran equinos y maldicen vecinos que tienen la suerte de no
conocerte y no escuchar tus ronquidos, horribles bramidos que surcan
la noche y beben el ponche del pobre insomnio que en un manicomio se
queda dormido ante tanto derroche de sueños y dueños de un
cansancio rancio que lleno de envidia se entrega a la trivia de
buscar redundancia en la vagancia de la abundancia de esta falacia
que no hace efecto en Asia porque allí las letras son dibujos que
circulan cual flujo por el canal de la magia que con gran acrobacia
se mete en el inconsciente de gente que siente que ha soñado algo y
que no se acuerda que si soltaba la cuerda podía caer en un pozo
de esos que no terminan porque sus paredes caminan por lo eterno que
es poner el agua en el termo para que puedas contarme tal vez sin
nombrarme que tuviste una visión casi salida de la fricción que
tuvo en la cama que estaba ahí nomás y no te acordás y hacés el
esfuerzo y te sale este verso, sin rima ni trina, me decís que
soñabas, soltando las babas, con la vecina.
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