jueves, 1 de agosto de 2013

Pedazos

      - Después de los besos vienen las caricias – me dijo mi cerebro casi al mismo tiempo que me despertaba. Lo cierto es que no eran besos, sino música que venía de algún lado entre mi pecho, mi abdomen  mi aplastado brazo izquierdo y el colchón. El despertador sonaba y mi cerebro confundía los besos con melodías, el vibrador con caricias.


                                                             ***


Se habían tomado entre los dos, dos vinos y habían fumado unas flores que tenían un sabor mortífero. Él le dijo que la acompañaba a la casa así no se iba sola, y además no era tan lejos. Llegaron a la puerta de la casa y ella sacó las llaves sin decir nada, abrió la puerta hizo algunos pasos erráticos hacia adelante.
 - ¿Querés pasar a tomar un té o coger? qué se yo – preguntó ella con total indiferencia.
 - ¿En ese orden? - preguntó él mientras entraba detrás y cerraba la puerta de la calle.


                                                
                                                             ***



  Recién este último tiempo he empezado a entender algunas cosas del lenguaje, de la escritura, de la literatura señor, de toda ella.
Pobre chabón, de a poco lo vas entendiendo y te empieza a dar un poco de lástima; no, lástima no, lo empezás a odiar occidentalmente, pero le ves su perfil, su idea, y en el fondo sabés que tiene razón. Sí, tiene razón en casi todo lo que dice
pero esta perdido en vida.
Un pobre tipo que no quiere otra cosa que buscar algo que sabe que no va a encontrar, o como mucho si lo encuentra no va a ser por su búsqueda, sino porque solamente va a estar dado, va a encontrar algo que quiere encontrar sin buscarlo, o mejor dicho, sin que sea resultado de su búsqueda.



                                                             ***



y nunca hay que asegurar nada
no existen cosas seguras
no; en realidad sí existen
esa es la parte absurda
hay de todo, y sobre todo elecciones
elegir algo requiere dejar de lado otra cosa, y así sucesivamente vamos creando universos paralelos a cada paso, universos en donde pasa lo que hubiera pasado si hubieses bajado del cordón dos pasos y medio antes.


                       
                                                              ***




Entonces, hace poco, leyendo descubro que el término máscara estaba antiguamente relacionado de manera muy estrecha al de persona. Es decir que la persona era un resultado de esta máscara, de su uso o de su conciencia. El término persona termina siendo usado para el personaje ya caracterizado, creado, finiquitado. La ecuación sería fácilmente traducible a máscara = persona, sin sumas ni restas, así tal cual. Una persona es la máscara que se hizo de ella.
Pero en todo caso, la cuestión reside en otro lado, no en la relación de estos términos. Días antes de descubrir estas relaciones por vía literaria, en una especie de reunión, una persona allí presente hizo referencia a lo mismo, habló de las máscaras y las personas como una misma cosa que nunca se separaron en algunos idiomas. Entonces cabe preguntarse algunas cosas en sentido de paradojas espacio-temporales. Es probable, que en base a este descubrimiento, pueda decirse tranquilamente que existe una relación pre-cognitiva que envuelve a dos (o más) sujetos. Es decir, estos sujetos antes de establecer un diálogo sobre dicho tema establecen una relación mental que va más allá del entendimiento consciente, forma parte de un acto natura, rebelde, auténtico. Este acto mental que tranquilamente podemos llamar inconsciente o supraconsciente, o mejor aún infraconsciente, forma parte de otras cualidades aun desconocidas de la inteligencia humana. 
Podemos decir entonces que hay otro lenguaje, diferenciado del natural, del de la comunicación ordinaria y conocida por todos. Es un lenguaje mental que al no ser aún utilizado por medios de sensibilización consciente se mantiene en un estado puro, inalcanzable, casi etéreo. Representa la capacidad cognitiva de poder habitar una línea de tiempo-espacio constante, dejar de lado las bases pasado/presente/futuro, sino trazar un recorrido atemporal de una dirección a otra.
Esta comunicación inalterable e imposible de discernir en el momento, producida por la comunicación oral entre dos sujetos cuyas vibraciones cerebrales llevaron a conectar un futuro probable, cercano donde uno de los sujetos iba a tomar esos saberes de otro lado, a parte de la conversación. En la naturaleza del hombre resta mucho por descubrir, y los estados primitivos de la mente, capaces de hacernos cantar la misma canción que justo canta el que va caminando al lado nuestro aún no están ni siquiera en la mira de los científicos.

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